Tenebrae


En Noviembre 7, 1985, trece sillas cuyas patas se prolongan horizontalmente a través del espacio expositivo crean un área de caos en la que el suelo, el cuerpo y la arquitectura entran en colisión.
Sus muebles, en los que trabaja con materiales como el cemento, el concreto, el algodón y el vinilo, suelen ser testigos mundos de la violencia en su país natal.

Ella dice que esas piezas, relacionadas con personas desaparecidas, perseguidas, desplazadas, representan “la ausencia pura”.Cada pieza es producto de largas investigaciones y de entrevistas con los sobrevivientes.
los muebles lloran la pérdida de los antiguos ocupantes aferrándose a huesos, los restos de un vestido...
una serie de sillas en acero, madera, resina y plomo diseminadas en una gran sala como remanentes de una tragedia, literalmente fundidas unas con otras por el espaldar, el asiento o las patas. La otra instalación es un cuarto cruzado en sus diagonales por las patas alargadas de sillas realizadas en plomo, las cuales logran establecer un espacio que referencia la tragedia (muebles calcinados tirados unos sobre otros) y al mismo tiempo bloquean con su propia presencia el acceso al espacio, posicionando al espectador como un testigo impotente, o como dice Alfredo Jaar refiriéndose a la fotografía de violencia, "una mirada que llega demasiado tarde".